Cuando por fin
salimos del sofocante local de ensayo del Tripi, Antoñete me dijo que no
habíamos sacado casi nada en claro de él. No podía estar menos de acuerdo.
-Antoñete, hombre, todos los
testimonios tienen mucho migajón. Tripi nos ha dado claves muy importantes- le
expliqué, pero en el fondo yo también andaba algo descorazonado. La
investigación estaba aportando muchas pruebas pero seguíamos sin tener claro
casi nada. Al muerto lo odiaba mucha gente por h o por b y las pruebas de la
escena del crimen no parecían arrojar luz. El pescado y el gazpacho, mis
primeras conjeturas, no tenían nada anormal, a la espera del examen toxicológico completo de mi fiel
ayudante. Algo se me escapaba, pero ¿qué era?- Aquí es.
Habíamos descartado ir al local de
ensayo de la comparsa porque a ver quién era el pejiguera que empezaba los
ensayos en verano. En su lugar optamos por desplazarnos, en plena noche, al
chiringuito Mandanga, en la playa Victoria. Allí encontramos a Luiti, luciendo
el palmito mojito en mano con los integrantes de su comparsa y un nutrido grupo
de admiradoras alrededor. Nos acercamos a la zona de la barra en la que estaba.
De fondo sonaba una espantosa canción supuestamente veraniega que me hizo echar
de menos las gloriosas composiciones de Georgie Dann. El verano ya no es verano
desde que en la radio no suenan nuevos éxitos suyos.
-Chano, detective gaditano- entoné
enseñando fugazmente el DNI con la plaquita de los Fosquitos-. Investigamos la
muerte de Catalino Andrade, alias el Catavino. El señor Luiti, supongo.
-¡Pff! Lo de mi suegro… bueno, mi
suegro no era, porque el pobre no nos quería juntos.
-¿Pobre? Tenía entendido que se
procesaban mutua animalversión.
-Eh…-pareció sopesar mis palabras-.
A vé, es verdá que nos llevábamo malamente, pero, hombre… se ha muerto- tocó
madera-, y eso es un palo mu gordo. Era mu sieso, pero tampoco como pa
alegrarse de que se haya ido. Ademá, figúrese su familia. Y yo a la Jessy la
quiero con locura, lo que le haga daño a ella me lo hace a mí. Joé, la noche
antes habíamo hecho las paces y to.
-¿En la playa, durante la noche?-
probé, ocultando mi sorpresa e intentando no distraerme con el sensual bailoteo
de dos muchachas que había a nuestro lado.
-Aro. Lo vi durante las barbacoas y
me aserqué. Él estaba por allí, como to los año. Su mujé lo sabía, ¿sabe usté?
Y se iba a casa la hermana a Chiclana para dejarlo tranquilo, porque ojos que
no ven, corasón que no siente. Las vesina los criticaban mucho por ello, desían
que le daba mala vida a su mujé, pero na, tonterías. La quería mucho. Pero las
marías ya sabe como son. La Loca, la Sorda, la China, la Moderna, la Monja, la
Modelo… ya sabe, las vesina, las de la asosiasión… no paraban de comerle la
oreja a tor mundo.
-¿Y no nos vamos a tomar una copita?
-Calle, Antoñete, que estamos
interrogando, no se deje llevar por el ambiente y tome nota, que aquí el Luiti
nos está dando datos importantes. Perdone a mi compañero, que hace tiempo que
no salimos por la noche. ¿Qué quiere decir con eso de que las marías le comían
la oreja a la gente?
-Po ira, en verdad algo de razón
tienen, lo que van diciendo es eso, que el tío es un sieso y que todo le parece
mal y que trata fatal a la peña. Y sobre tó dicen que qué vergüenza la manera
que tiene de tratá a su mujé, que la tiene ninguneá y abochorná con sus
meteduras de pata. Y ya le digo, que en el fondo es asín, pero a mí no deja de
darme pena, joé.
-Ya, entiendo, le veo a usté muy
comprensivo, pero se de buena tinta que iba por ahí diciendo cosas poco
agradables sobre usted.
-Sí, bueno, es que Catalino se creía
que soy un vivalavirgen por ser comparsista. Pero amos, que hay de tó, y yo de
verdá quiero a la Jessy por mucho que él fuese diciendo cosas por ahí. Y que es
verdá que nos prohibía salir juntos, pero nosotros nos buscábamos las mañas pa
seguí viéndono.
-Ha quedado claro, tomamos nota- dije
con cierto escepticismo mientras unos metros más allá un tipo maduro y borracho
parecía aleccionar a unos chavales con un discurso-. Pero volvamos a la noche
de autos y a la conversación que dice usted que tuvo con la víctima en la
playa.
-Básicamente le invité a un cubata y
le conté lo que le acabo de decí, to lo que quiero a la Jessy y mi intensión de
hacer las cosas por derecho y sin movidas raras. Se ve que con eso del
ambientito y las copitas estaba contento, y terminamos abrazaos cantando juntos
el Vaporcito del Puerto a dos voces.
-Interesante- dije. Y mentalmente
añadí: y muy esclarecedor-. Gracias,
señor Luiti. Antoñete, nos vamos. ¡Antoñete! ¿Quiere dejar de intentar bailar
con esas chavalitas?
¿Esta semana sólo hay un capítulo?
ResponderEliminarHubo un error en el Diario de Cádiz y publicaron dos veces el mismo capítulo. Así que esta semana se han publicado tres. Hoy colgaremos el 13 y el 14, mañana el 15
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